Quizás
por inestabilidad emocional, falta de compañía, ingenuidad o inocencia, nos
volvemos frágiles y presa fácil para algunas personas. Solemos ver lo que
queremos ver y en las personas equivocadas. Y cuando nos damos cuenta estamos
tan metidas que aún siendo conscientes de lo que está pasando, no podemos
desprendernos de esa persona.
Ellos
aparecen y desaparecen. Están seguros y luego confundidos. Nos dan todo y
después la espalda. Se entregan ciegamente y al poco tiempo se vuelven fríos.
Tiran la piedra y esconden la mano… ¿Y nosotras? Nosotras seguimos siempre ahí,
al pie del cañón. No tenemos dudas, sabemos perfectamente qué es lo que
queremos (a ellos). Siempre justificando
todo lo que hacen. Porque si no me llamó es porque está ocupadísimo. Si se
olvidó de que habíamos quedado en vernos es porque claro, en realidad no
habíamos quedado 100% seguro. Si le escribe en el Facebook a una mina “hermosaaa, te parto en 20 pedazos”,
seguro que es una amiga (jaaaa,
segurísimo).Si desaparece de la faz de la tierra como si esta se lo hubiese
tragado, no sólo no nos enojamos sino que nos preocupamos por ellos, ¡muy
fuerte! ¿Le mando un mensaje? ¿No quedaré
muy desesperada y pesada? Bueno, espero a que se conecte. Y ahí estas vos,
esperando que se conecte horas y horas. Pasas desde las 19 hasta la 1 de la
mañana con el culo pegado a la silla conectada y esperando. Pones algo de
música, revisas tu mail 20 veces, te ponés a chatear con ese tipo al que nunca
le das bola, te chusmeas todo Facebook, etc… Pero él no se conecta. ¿Qué está haciendo? ¿Le habrá pasado algo?
Pobrecito. Mientras nos armamos tremenda película no consideramos la opción
de que probablemente esté haciendo una de dos cosas. O se está rascando a dos
manos en su casa lo más tranquilo o está con otra vaya una a saber
dónde. Y en ninguna de las dos opciones está pensando en vos.
Dejemos de mentirnos, la sinceridad es importante pero tiene que empezar en una misma.
Seamos un poquito más realistas y más justas con nosotras. ¿No te llama? ¿No te
busca? No hay que ser un ingeniero nuclear para saber marcar un teléfono o mandar
un mensaje de texto, es bastante fácil. El que no te busca, es porque probablemente no le
interesa.
Una
se pega contra la pared una y otra y otra vez. Después aplica un poco de
lógica e intenta entender hasta que se ilumina y dice: Ya está, hasta acá llegué. Voy a seguir con mi vida. ¡Bien amiga,
bien ahí! Tenemos que hacernos valer.
Pasa
el tiempo y nosotras de a poco logramos seguir adelante. ¿Pero qué pasa? Un día
inesperado y sin invitación, el susodicho vuelve al ataque. Vuelve como si el
tiempo no hubiera pasado y con una actitud de “me hago el boludo, yo no hice nada”. ¡Pero tremendo caradura! Cómo
se le ocurre volver como si no hubiera pasado nada, increíble. Ayy, pero de última no me hizo nada malo.
Voy a hablarle pero sólo para ver qué me dice. Quiere verme, bueno sólo una vez
pero para ver qué quiere… y ahí otra vez les entregamos el poder sobre
nosotras en bandeja de plata y junto a eso nuestra dignidad y valor.
La historia probablemente se vuelva a repetir, en el fondo sabemos perfectamente
cómo va a terminar. Pero como tenemos esa pizca de masoquismo decidimos
seguirles el jueguito. Es un poco de curiosidad, sólo para ver qué pasa. Claro,
para ver cómo nos encanta estar con él, para ver cómo nos puede, cómo nos gusta
tanto como el primer día, cómo sigue tan lindo, tan atractivo, tan hijo de puta…
para que nos vuelva a hacer lo mismo que la última vez.
¿Por
qué volvió te preguntarás? No hace falta mucha ciencia para responder esa
pregunta. Aburrimiento, escasez de ganado, vio una foto tuya en la que estás
buena y se acordó de que en algún momento le gustaste, te vio con otro y aplico
la de “culo veo, culo quiero”… Lo más probable es que alguna de esas opciones
sea la respuesta adecuada. Y no, seguramente no sea que un día dios lo iluminó
y se dio cuenta que vos eras el amor de su vida, que quiere tener 4 hijos
contigo, una casita en el campo, muchos perros, un gato y un lorito.
Chicas,
por favor cortemos con esos círculos viciosos. Dejemos de fantasear tanto. Si
alguien de verdad nos quiere no va a haber necesidad de imaginar nada. Lo va a
demostrar todos los días, todo el tiempo. No te va a dejar el espacio para que
dudes.
Basta de poner aureolas a personas que están muy lejos de ser ángeles.
Basta
de justificar cada equivocación, basta de aguantar todo el dolor por cada cosa
que nos hacen sin siquiera darse cuenta, basta de tratar como prioridad a
alguien que sólo nos trata como una opción más, basta de amores no
correspondidos…
El amor es algo que se da de a dos personas y se vive y disfruta de esa manera.
No nos quedemos viviendo una historia que se da de un lado solo. De una vez por
todas empecemos a escribir una historia a la par de alguien más sin tener la
necesidad de inventar y fantasear la parte que le toca al otro.
Hoy
en día se da mucho eso del amor descartable, hoy “te quiero” y mañana si te he
visto y no me acuerdo. Está todo bien con que vivamos el día a día y busquemos
divertirnos. Pero cuando hay sentimientos en el medio deja de ser divertido,
¿no?
Y
como dice el grande de Dolina: “Nunca
busques abrazos que no te quieren”
¡Un abrazo grande!
Gigi
♥