miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nuestro niño interno

El mundo en el que vivimos es de por sí bastante cínico e incrédulo. Me parece triste que ya sea tan común decir cosas como “no se puede creer en nadie”, “nunca confíes en nadie” o ese tipo de cosas. Sí creo que hay gente que no merece nuestra confianza. Que nos hacen creer algo que no es y sólo nos damos cuenta cuando ya salimos lastimados. ¿Pero no queda gente auténtica en el mundo?
Cuando somos niños tenemos otra mentalidad, una mentalidad más pura e inocente. No nos cuestionamos casi nada y cuando queremos algo vamos y lo buscamos. Si nos caemos lloramos un poco, pero casi en seguida nos levantamos y seguimos jugando. 
Cuando vamos creciendo nos vamos contaminando por el mundo. Nos damos cuenta que no todo es tan simple y que todas nuestras accionas traen consecuencias. Pero también nos olvidamos que esas consecuencias pueden ser buenas, incluso nos pueden hacer muy felices. Sólo pensamos en lo malo que nos puede pasar y en los obstáculos que hay en el camino. 
Creo que todos tenemos a ese niño dentro de nosotros, ahí esperando que lo dejen salir. A veces logra escaparse y salir por ratos. Sale cuando nuestros deseos y sentimientos son tan fuertes que no podemos procesarlo con la cabeza. Y ahí creo que está lo más puro de nosotros. ¿Cuándo empezamos a tener tanto miedo? Quizás también miedo a ser felices. Miedo a arriesgarnos. Estamos tan acostumbrados a tropezar que ser felices es algo casi desconocido. Y lo desconocido asusta un poco.
Estaría bueno escuchar a ese niño de vez en cuando, hacerle más caso. Porque él nos dice lo que de verdad queremos. Basta de excusas, basta de opiniones ajenas. Al igual que cuando éramos niños, hagámosle más caso a nuestro instinto y a nuestro corazón. Dejemos lugar para un poco de esa inocencia. Y si queremos algo, vayamos a buscarlo sin vueltas. Vivamos el presente.
¡Un abrazo grande!
Gigi ♥

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